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LAS OTRAS GOTAS DEL VASO



Has cerrado los ojos un momento y ya es mitad de 2023. El tiempo se desliza entre los dedos como arena y la vertiginosidad nos impide fijarnos en las columnas de humo: el primer ejercicio aéreo general de la OTAN sobre Europa, un presidente de Estados Unidos que se enfrenta a años de cárcel, la posibilidad de hablar de “libertad de memoria”, como si hubiese libertad de hechos (tú eliges que pasó).

Tras una catástrofe, uno se pregunta: ¿cuál fue el gesto, la llama, la curva, el síntoma, la palabra a partir de la cual yo debería haberme despertado, emprendido la huida, buscado un refugio, marcado la raya en el suelo? Si hay una gota que colma el vaso es porque hay muchas otras gotas que han ido llenando el recipiente. ¿Las estoy viendo caer?

Cuando el periodista le pregunta a Hannah Arendt sobre cuál fue el arco en las nubes que la llevó a huir de Alemania, ella contesta, reflexiva, el incendio del parlamento alemán en 1933. Adolf Hitler llevaba cuatro semanas al frente del gobierno. “A partir de ese momento me sentí responsable. Ya no había que hablar, había que actuar”. Unos meses más tarde cruza a pie la frontera a través de una casa: dos puertas, una a cada lado de la frontera. Comienza su exilio.

Una encuesta reciente ha dicho que la extrema derecha es la segunda fuerza política en Alemania (19 por ciento), adelantando en un punto porcentual a los socialistas (18) y sólo por detrás de los conservadores de la CDU (29). Por detrás están los Verdes (14) y los liberales (7) que forman coalición con el SPD en el gobierno. Alternativa por Alemania advierte en sus carteles electorales que los extranjeros atacan a las hijas cuando vuelven solas a casa, roban a los pensionistas, contribuyen a que se lave el cerebro de los niños con “propaganda de género”. Defienden en definitiva que la nacionalidad está inevitablemente ligada a los valores y al coeficiente intelectual: los otros tienen culpa de todo. Expulsando a los extranjeros, por lo menos a los que no jueguen bien al fútbol, todo irá mejor.

Alemania no es una excepción. En Europa, incluida España, el crecimiento de los populismos es evidente.

Por varias razones, en estos meses he estado en colas de gestión de visados y de pasaportes. Frescas aún en mi memoria las notas que tomé para escribir “Líneas de Fuga” (Edhasa, 2023) -- los diarios, las cartas, los artículos que Thomas, Heinrich, Klaus y Erika Mann escribieron sobre dejar atrás el hogar y el idioma, la constelación de personas desorbitadas a su alrededor, las reflexiones de Hannah Arendt sobre los refugiados, su biografía, su correspondencia-- me parecía poder estirar el dedo y tocar un pliegue temporal.

La periodista Dorothy Thompson, la primera que los nazis expulsaron de Alemania en 1934 y que había entrevistado a Hitler en 1931 (“I saw Hitler”) intentaba seis años más tarde en un ensayo dar sentido al ascenso del régimen nazi. “Recuerdo estar de pie con un compañero periodista en Berlín en abril de 1933, viendo pasar un regimiento de Storm Troopers”, escribió.

"Pensé: '¿Pero, por el amor del cielo, de dónde ha salido esta gente?'".

Thompson describe la sociedad alemana del momento como un ecosistema en el que existía "una especie de vacío psicológico del que se habían borrado todos los valores", una "creencia en nada".

En su texto, que apareció en Foreign Affairs pocas semanas antes de que las tropas alemanas invadieran Europa, Thompson afirma que Hitler no siempre le dio miedo. Recuerda haber sentido lástima. "Un loco es un espectáculo triste… Lo descartaba, aferrada todavía al concepto de 'normal', sin preguntarme qué podría pasar si un hombre así, rodeado de otros con capacidad de organizarse, saliera a la superficie en una sociedad con los mismos síntomas, una sociedad que también estaba frustrada y enferma".

Klaus Mann se cruzó con Hitler en una confitería de Múnich y sintió la misma lástima. La primera línea de su diario de 1939 dice “este año tampoco pasará nada excitante”.

Es curioso que en la era de TikTok y de vídeos de quince segundos, la entrevista de Arendt con el periodista Günther Gaus sea un hit en YouTube con casi un millón y medio de visitas. Son 70 minutos de dos personas hablando sin interrupciones, en blanco y negro, con las cámaras centradas en la invitada y apenas en la nuca del periodista, sin cortes de edición, tal cual pasó, hace casi sesenta años. Los dos interlocutores fuman sin parar.

La entrevista también se puede ver sin sonido y dice mucho de Arendt. Cómo mueve la cabeza, cómo sostiene el cigarrillo, arquea las cejas detrás de las gruesas gafas, levanta un índice largo y delgado… Algunos de estos gestos los trabajé para construir el personaje de mi libro.

Quizá las reflexiones de Arendt dicen mucho de nosotros mismos y por eso nos atraen. La pensadora recuerda que el problema para ella no era lo que hacían sus enemigos, eso lo tenía claro, sino sus amigos. La gente del medio. Esto la pilló totalmente por sorpresa.


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  • Líneas de Fuga se puede comprar aquí o en tu librería favorita.

  • La entrevista de Gunther Gaus a Hannah Arendt la puedes ver aquí. Existen versiones con subtítulos en inglés y en español.

  • El ensayo de Dorothy Thompson lo puedes leer aquí, información sobre su libro la encuentras aquí y su archivo, pinchando aquí.

  • Este otro artículo de mis Breves está relacionado.





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